Un día más salía de casa con la
hora pegada para llegar a mi destino. Siempre echo un vistazo al contenedor,
bueno, lo hago de manera inconsciente por si hay algo interesante para restaurar.
Ese día fue la silla que muestro, allí
estaba, yo creo, esperándome. Me acerque a ella y como el tiempo me comía seguí mi paso pero notaba como si me llamara para
que la restaurara. En mi mente me preguntaba ¿Otra silla, y donde la meto, y...?
Al final me venció su llamada y así quedo:
Parece mentira el cambio que sufren los muebles una vez restaurados.
ResponderEliminar¡Qué te voy a contar!, jajaja...
ResponderEliminarTe quedó de lujo.
ResponderEliminarEspero poder seguirte pronto y estar viendo tus trabajos.
Saludos
¡Mil gracias!
EliminarBesos
Mar, no tienes el gadget para hacerme tu seguidora.
ResponderEliminarA ver si me pongo una tarde con ese tema porque no tengo ni idea como se hace.
EliminarMuchas gracias por tú interés y en el momento que consiga algo te aviso.