No quiero empezar el avanzado mes de enero sin hacer otro alto en el camino. Quizás, porque improvisar es lo que más me gusta; quizás, porque adoro el otoño; quizás, porque no me gusta dejar apuntes pendientes, quizás... Cuando he terminado de pintar unas botellas me gusta probar como combinarlas, siempre lo hago con las piezas que tengo por casa; ésta vez nuevamente con los últimos coletazos del otoño. A los pocos días de ser tomadas éstas fotografías, el aire dejó caer las hojas dejando en el parque una alfombra de hojas muy típica de esa época del año. Es uno de los espectáculos que vivo año tras año y que nunca me deja de sorprender. He utilizado para esta entrada, dos botellas pintadas, una caja de fresas, rama y la fuerza del fruto de magnolio.
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